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    Campos de internamiento en Shanghai entre 1943 y 1945 muestran maltrato de japoneses a extranjeros

    Actualizado a las 04/09/2014 - 15:13
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    SHANGHAI, 3 sep (Xinhua) -- Cuando la británica Betty Barr escribió a sus amigos en Dallas, en Estados Unidos, el 17 de julio de 1945, el matasellos indicaba que su carta había sido enviada desde el Centro Asambleario Civil de Longhua (C.A.C., por sus siglas en inglés), en Shanghai.

    El nombre puede sonar inocente, pero el centro era, de hecho, un campo de internamiento gestionado por japoneses para ciudadanos extranjeros. Estas instituciones se omiten habitualmente cuando se analiza la guerra entre China y Japón y la guerra mundial contra el fascismo, en las que constituían una parte clave.

    Con motivo de la conmemoración que China está realizando del 69o aniversario de la victoria contra Japón hoy miércoles, vale la pena recordar que la crueldad de los invasores nipones no se reservaba únicamente a los chinos.

    La adolescente Barr, junto con su padre, que era británico, su madre, que era americana, y su medio hermano, fue encarcelada por las tropas japonesas en el C.A.C. de Longhua durante más de dos a?os.

    Al igual que las otras cerca de 2.000 personas internadas en el centro, la joven no tuvo ninguna libertad personal. Pocos sabían que las autoridades del campo restringían los escritos a un formato fijo y a una longitud de 25 palabras. A cada prisionero se le permitía escribir sólo una de estas cortas misivas cada unos meses.

    "Las tropas japonesas lo llamaron 'Centro Asambleario Civil', pero para los ciudadanos extranjeros recluidos allí era mucho más conocido como un 'campo de internamiento'", indicó un profesor de Historia de la Universidad Pedagógica de Shanghai, Su Zhiliang.

    El centro de Longhua era uno de los nueve campos de internamiento que los japoneses utilizaron para encarcelar a más de 6.000 personas de una docena de países extranjeros entre 1943 y 1945.

    Si se incluyen los campos de prisioneros de guerra, existieron más de 20 campos de concentración bélicos en Shanghai en los a?os 40 del siglo pasado, aseguró Su, que apuntó que la ratio de mortalidad en algunos de ellos estaba por encima del 10 por ciento.

    De acuerdo con la Academia de Ciencias Sociales de Shanghai, el C.A.C. de Longhua era el más grande y llegaron a vivir allí hasta 1.756 extranjeros al mismo tiempo.

    Esa cifra incluía a 1.584 británicos, 39 belgas, 37 estadounidenses, 32 australianos, 24 canadienses, 17 holandeses, 11 neozelandeses, siete sudafricanos, tres rusos, un portugués y un noruego.

    "La gente decía que el campo de internamiento era diferente a Auschwitz porque no tenía cámaras de gas", relató un investigador del Instituto de Historia de la Academia de Ciencias Sociales de Shanghai, Xiong Yuezhi.

    "Pero había trabajos forzados, límites a la libertad personal e incluso palizas y asesinatos salvajes. Los ciudadanos extranjeros experimentaron dolores de la guerra similares a las de los locales", aseguró.

    En sus memorias, Barr escribió que los prisioneros perdieron su libertad personal y atravesaron penurias como el hambre, el frío, enfermedades y palizas.

    El hambre es la más frecuentemente mencionada en las memorias y diarios de los extranjeros que salieron vivos de los campos.

    Según los archivos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Japón, el ejército nipón proporcionaba a los extranjeros vegetales, carne y pescado. Cada uno tenía una cuota de 0,17 kilos de carne al día y un huevo una o dos veces por semana.

    Pero Barr contó en sus memorias que las condiciones reales eran mucho peores de lo que esto sugiere. La leche era una preciada rareza. En un momento de flaqueza, sedienta, Barr se bebió leche destinada a su hermano enfermo.

    Relató que no fue capaz de resistir la tentación de mojar los dedos en la leche y chupárselos.

    Con 81 a?os de edad, esta mujer, que volvió a China para ser profesora de inglés en 1973 y se casó con un hombre de Shanghai en 1984, afirmó que todavía se siente culpable por aquel episodio.

    A veces, a los extranjeros se les reducían las comidas a dos al día como castigo por situaciones como que alguno se había escapado.

    La mayor parte de los principales edificios del campo de internamiento de Longhua estaban bien protegidos en el campus dela Escuela Secundaria de Shanghai. El lugar ha sido visitado a lo largo de los a?os por muchos de los supervivientes.

    El jefe del Partido Comunista de la escuela, Wang Hui, afirmó que "cada nuevo alumno conocerá esta parte" de la historia del centro. "Sólo comparando el pasado con el presente podemos lograr una mejor comprensión de la importancia de la paz", agregó.

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