Rousseff asegura que "jamás" ha pensado en abandonar el cargo

Actualizado a las 14/08/2015 - 08:33

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RIO DE JANEIRO, 13 ago (Xinhua) -- La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, aseguró el miércoles que "jamás" ha pensado en abandonar el cargo, pese a las peticiones de la oposición de iniciar un juicio político para destituirla debido a la crisis política y económica que vive el país y los escándalos por corrupción.

"Jamás pienso en renunciar", aseguró la mandataria en una entrevista a la televisión SBT, en la cual lamentó que a pesar de la "redemocratización" de las instituciones brasile?as tras el régimen militar (1964-1985), "hubo sistemáticamente intentos de golpe" en el país.

"La cultura de golpe (de Estado) todavía existe, pero no creo que haya condiciones materiales de ocurrir", dijo Rousseff, quien recordó que es una "representante legítimamente electa por el voto popular" de las elecciones de octubre pasado, en las que ganó en segunda vuelta.

Por eso, la presidenta de Brasil, al cargo desde 2011, "exige respeto a la institución, un respeto fundamental no sólo para mí sino para todos los presidentes que vendrán después de mí".

"Soy humana y puedo haber cometido varios errores, pero no son de esos errores del os que hablan. Creo que pude haberme esforzado más para que Brasil no tuviese tantos aprietos para la inversión", comentó.

Sobre las manifestaciones convocadas por la oposición para este próximo domingo, en las que se pide un juicio político a su gestión, motivado por el gigantesco escándalo de corrupción en la petrolera estatal Petrobras y los problemas que afronta la economía del país, Rousseff afirmó que Brasil "no es un país fascista".

"No somos más una democracia con infantilismo y lo que tenemos que evitar es la intolerancia, que lleva a conflictos que no tienen solución y dividen al país".

Sobre el ajuste fiscal que está promoviendo su Gobierno, la presidenta expresó que tuvo que tomar "coraje" para adoptar medidas "que no quería hacer".

Según recientes encuestas, el rechazo a la gestión de Rousseff supera el 70 por ciento, mientras que el índice de aprobación está por debajo del 10 por ciento, el nivel más bajo desde que asumió el poder.