Por Victoria Argüello
CARACAS, 24 jul (Xinhua) -- A una semana de realizarse en Venezuela las elecciones para instalar una Asamblea Nacional Constituyente (ANC), el escenario es ideal para saber si se mantiene el respaldo popular al gobierno, tras más de tres meses de protestas de la oposición.
El pasado 16 de julio, en un intento de demostración de fuerzas contra el presidente Nicolás Maduro, la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) llamó a una consulta popular contra la Constituyente, que según la alianza, recogió más de 7 millones de votos.
Por su parte, el Consejo Nacional Electoral (CNE) desarrolló un simulacro de los comicios para la ANC, que a decir de sus funcionarios, "rebasó las expectativas de participación", apuntando a ser las cifras más altas en los últimos 18 a?os.
Además de un escenario que permita determinar si existe o no, en términos de números, respaldo al gobierno de Maduro, el 30 de julio también se dará en medio de un turbio clima de violencia que ha provocado más de 100 muertos, tras constantes acciones de calle de la oposición.
Se divisa así como un gran reto de la convocatoria electoral, el lograr que cese la violencia y se genere un clima de estabilidad política, que permita que tanto el gobierno como la MUD puedan atender en conjunto los verdaderos problemas que aquejan al país, todos relacionados con la economía.
Para Andreína Tarazón, dirigente juvenil del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), el principal desafío del partido gobernante es derrocar los intentos de "guerra civil" que, a su juicio, promueven los factores opositores, además de reorganizar el Estado y la institucionalidad.
En entrevista con Xinhua, Tarazón observó en el proceso constituyente una vía para resolver las actuales controversias entre los poderes públicos, una vez el Poder Legislativo y una rama del Poder Moral, la Fiscalía, desconocen al resto de los poderes y viceversa.
"Es nuestro reto poder garantizar estos las competencias constitucionales por parte de los distintos poderes públicos del Estado, ya que sin estabilidad política no hay paz, y sin paz no es posible acometer las acciones económicas fundamentales en este preciso momento", sostuvo.
No obstante, las tareas que pueda emprender el PSUV en un futuro, el desafío principal es vencer con la mayoría de los votos el próximo 30 de julio, todo lo cual representa el primer punto de incertidumbre entre la población.
El último indicador estadístico fueron las elecciones parlamentarias del a?o 2015, cuando la MUD obtuvo alrededor de 2 millones de votos más que el PSUV, haciéndose mayoría en la Asamblea Nacional (Congreso) con 7 millones 726.066 sufragios a su favor.
Las cifras que obtuvo la MUD el pasado 16 de julio no reflejarían un crecimiento electoral desde el a?o 2015, aunque la fracción toma en cuentan elementos como la falta de acompa?amiento del CNE en esa consulta, así como una incipiente logística.
A ello, agregó Tarazón, que estos votos "no son mayores a los obtenidos por el presidente Maduro en el a?o 2013", cuando el elegido por el ex mandatario Hugo Chávez para continuar su gestión alcanzó el 50,6 por ciento de los votos, frente al 49 por ciento de su adversario, Henrique Capriles.
"Es una posibilidad que el partido socialista siga en el poder político, más aun cuando en medio de esta coyuntura económica y política el pueblo venezolano ha podido ser un espectador de primer orden de la arremetida feroz de la derecha contra la estabilidad del país", argumentó la dirigente.
En contraposición, el ex dirigente de la organización Marea Socialista, Nicmer Evans, aseguró que el PSUV no sólo ha ganado el descontento de una parte de la población venezolana que decía no interesarse en la política, sino que "ha perdido base social" interna.
Afirmó que esto es producto de varios factores, siendo el principal el no poder mantener un discurso "coherente" acerca de la crisis económica, que afecta tanto a chavistas como opositores.
Por su parte, Andreína Tarazón reconoció como desacierto del partido gobernante el no haberse dotado de una propuesta de sistema de gobierno más estable, "que le permita al pueblo venezolano trazar sus objetivos como país".
"El PSUV debe redefinir los conceptos, pero sobre todo debe continuar fortaleciendo y asirse en las prácticas de la democracia participativa y de la estabilidad política", puntualizó Tarazón.