BEIJING, 30 ene (Xinhua) -- Zhang Jie, una ejecutiva de una empresa estatal, no puede olvidar el día en que fue objeto de una agresión sexual en el metro de Beijing. Y seguramente su atacante tampoco.
Aunque era delgada y de corta estatura, echó al abusador fuera del vagón y le propinó dos pu?etazos en la cara.
El hombre huyó aterrorizado.
Zhang admite que ella también quedó sorprendida por su valentía y su fuerza. Pero cuando lo piensa mejor decide que gran parte del crédito se lo merece el boxeo, por darle una nueva sensación de confianza en sí misma.
Ella es parte de un creciente número de mujeres jóvenes chinas que en su tiempo libre privilegian el cuadrilátero de boxeo por encima de los cines o los centros comerciales.
Después del trabajo, se retiran el maquillaje y se visten con ajustados sujetadores deportivos, guantes y protectores bucales. Ellas han abandonado el estereotipo femenino chino tradicional de gracia y gentileza.
"En mi círculo social, la gente piensa: 'Dios mío, ?no temes que te dejen la cara llena de moretones?'", dice Song Yun, de 28 a?os, una profesora de arte que comenzó a boxear en 2016.
Y yo les digo, "no me importa. No es nada que no se pueda ocultar con un poco de maquillaje".
últimamente las redes sociales de China se han llenado de imágenes de celebridades agitando los pu?os, mientras que los gimnasios promueven cada vez con más decisión sus clases de boxeo. Hoy en día las mujeres gustan de publicar selfis de escenas de sus peleas, las cuales siempre acumulan grandes cantidades de "Me gusta".
En el caso de Song, la motivación no vino de un mal rato en el metro sino de su estado de salud. A menudo trabajaba hasta tarde y pasaba largas horas sentaba frente a la pantalla de su computador, lo que le causaba persistentes dolores en el cuello, los hombros y la espalda. Hace dos a?os, la muerte repentina de un colega en el trabajo la asustó.
Ella se ha fijado en que la mayoría de boxeadores aficionados en su gimnasio son miembros de las élites urbanas, como ejecutivos bancarios, empresarios, inversionistas y funcionarios. Entrenan duro, y a menudo resultan lastimados, pero perseveran en busca de un mejor físico, y también para satisfacer la necesidad de desconectarse del trabajo, relajarse y liberar el estrés.
Zhang Saisai, un instructor de boxeo de Beijing, dice que la mayoría de sus clientes son mujeres de entre 30 y 40 a?os. "Ellas ven el boxeo como una forma de prevenir el acoso sexual".
Pero la moda del boxeo también refleja la mezcla cultural entre China y el resto del mundo. Mientras cada a?o miles de occidentales vienen a China para aprender kung fu en el templo de Shaolin, los entusiastas chinos de la adecuación física toman sesiones de yoga, pilates, artes marciales brasile?as y taekwondo.
Aunque sigue siendo un deporte de minorías, "el boxeo ha entrado en un período de rápido crecimiento", dice Han Jiuli, vicepresidente de la Federación China de Boxeo. En 2017 había 1.333 clubes en todo el país, y 978 boxeadores aficionados participaron en torneos nacionales.
El éxito de los deportistas chinos en los certámenes mundiales recientes también ha inspirado a la gente. El a?o pasado, Lin Heqin hizo historia al convertirse en la primera atleta china en ganar una medalla de oro en el Campeonato Mundial de Artes Marciales Mixtas (MMA). Enseguida se convirtió en una sensación en las redes sociales.
No obstante, la reputación que tienen los deportes de contacto de ser peligrosos seguirá disuadiendo a la mayoría de la gente, reconoce Han.