BEIJING, 14 mar (Xinhua) -- El gobierno de Estados Unidos adoptó recientemente nuevas medidas proteccionistas, con la firma de polémicas órdenes de imposición de aranceles de un 25 por ciento a las importaciones de acero y un 10 por ciento a las de aluminio.
Estados Unidos ha impuesto aranceles a los paneles solares y otros productos desde el comienzo de 2018. También busca reducir su déficit comercial con China en 1.000 millones de dólares este a?o.
El comercio incluye el de productos y de servicios. Sin embargo, el comercio de servicios no está reflejado completamente en las estadísticas. La estimación estadounidense del déficit comercial está sobreestimada en un 20 por ciento debido a las diferencias de cálculo.
El desequilibrio comercial también se debe a los estrictos controles de la parte estadounidense de las exportaciones de alta tecnología a China. El déficit comercial sino-estadounidense se reduciría un 35 por ciento si tales controles se relajasen, dijo el ministro de Comercio chino, Zhong Shan, citando un informe de un instituto de estudios de Estados Unidos. Por eso, para solucionar el problema, Estados Unidos debe hacer esfuerzos reales por flexibilizar los controles de alta tecnología.
Debe tenerse en cuenta otra cuestión: a pesar de que el superávit está en China, Estados Unidos sigue siendo quien más se beneficia de él.
Más de la mitad del superávit comercial de China viene de las compa?ías de inversión extranjera y el comercio de procesamiento, lo que deja poco margen de beneficios para el país asiático, mientras que la mayor parte de los beneficios del dise?o, el suministro de componentes y el marketing sale hacia Estados Unidos.
Tomando todo en cuenta, hay un equilibro general en el comercio entre las dos naciones.
En contraste con el proteccionismo de Estados Unidos, China está impulsando la apertura, con mayores esfuerzos como el franqueo de su sector manufacturero general a los inversionistas exteriores y la flexibilización de la regulación en muchas áreas, incluidos los vehículos de nueva energía.
Una guerra comercial entre los dos países sería un desastre y afectaría considerablemente a Estados Unidos.
Según un informe del Instituto Peterson de Economía Internacional, con sede en Washington D.C., una guerra comercial resultaría en la pérdida de millones de puestos de trabajo estadounidenses.
Además, limitar la importación de productos afectaría a las empresas y el pueblo de Estados Unidos.
Una guerra comercial nunca es la solución apropiada en un mundo globalizado, y da?aría tanto a el país instigador como al atacado. En caso de guerra comercial, China y otros países tomarán medidas de respuesta justificadas y necesarias. Esperemos que Estados Unidos tenga la sabiduría de hallar una solución adecuada.