BIARRITZ, Francia, 24 ago (Xinhua) -- Mientras recibe estos días en el lujoso balneario costero de Biarritz a sus homólogos en el Grupo de los 7 (G7) para discutir el aumento de la inequidad mundial, el presidente francés, Emmanuel Macron, podría descubrir que sus altas expectativas no se pueden cumplir debido a la caída en picado de la unidad, el orgullo y la influencia del grupo.
La razón de este declive es que el grupo, con 44 a?os de historia y que fue una vez el principal proveedor de liderazgo global, está asediado desde varios frentes.
En primer lugar, con su política de "Estados Unidos primero", el presidente Donald Trump ha convertido el G7 en un "G6+1", lo que se hizo evidente en la cumbre del a?o pasado en Quebec (Canadá).
Según opinan algunos analistas, Trump continuará defendiendo esa política en la reunión del G7 y podría de nuevo arruinar la cumbre como un elefante en una cacharrería.
En segundo lugar, los miembros del G7 se enfrentan a problemas varios: políticos, económicos, sociales o diplomáticos. Como resultado, el otrora prestigioso club va perdiendo drásticamente su encanto, legitimidad e incluso capacidad de aportar liderazgo mundial.
Pese a las grandes esperanzas de Macron para la cumbre de este a?o, la discordia será inevitable dado que EEUU y el "G6" se han mostrado en desacuerdo en prácticamente todo, desde comercio a seguridad.
Trump ha amenazado con aranceles a los vehículos alemanes y también ha dicho que tasará los vinos franceses si París impone gravámenes digitales a las empresas tecnológicas estadounidenses.
Además, ha considerado a Canadá como un villano comercial que "roba a ciegas a EEUU", se ha metido en la integración europea alentando el "brexit" con un "gran acuerdo comercial" con Londres, se ha retirado, entre otros, del acuerdo climático de París y del Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF) e incluso ha trasladado su voluntad de retirar parte de las fuerzas estadounidenses en Alemania si Berlín no eleva su gasto militar al 2 por ciento del PIB.
En opinión de Remi Bourgeot, economista e investigador del Instituto Francés de Asuntos Internacionales y Estratégicos, "en realidad a Trump no le preocupa mucho el G7. En general, es un gran desafiador de todos los organismos internacionales".
En tercer lugar, el G7 se enfrenta a retos geosocioeconómicos abrumadores. El movimiento de los chalecos amarillos sacude Francia. Italia está inmersa en un reajuste político. La ralentización del crecimiento económico alemán, entre tanto, ha despertado el temor a que toda la UE caiga en la recesión, lo que podría verse agravado por un "brexit" duro. Además, Japón está en desacuerdo con Corea del Sur.
El cuarto frente es que, con el auge de las economías emergentes y los países en desarrollo, la capacidad económica del G7 está en decadencia. "Es hora de eliminar el G7", publicó el diario alemán Deutsche Welle en un artículo de opinión publicado tras la cumbre del a?o pasado.
En definitiva, es bastante dudoso que el G7 aporte liderazgo colectivo o iniciativas concretas en aras de un planeta mejor. Es hora de que el grupo aborde con seriedad la amenaza de ruptura que enfrenta.